
Cocina de mercado viva, sincera e inspirada.

En el Comptoir Cecil no hacemos trampas, no ocultamos nada, sublimamos.
Lo que encontrarás en tu plato es ante todo obra de apasionados productores locales, un tomate rollizo recogido cuando está maduro, hierba fresca aún perlada, carne de la granja vecina…
Nuestra cocina gira en torno al sabor, al auténtico. El sabor de un fondant de chocolate que no finge. Una cocción perfectamente dominada y el condimento adecuado.
Aquí, la creación es colectiva: cada semana, nuestro breve menú es reinventado por cuatro, seis, doce, catorce manos… Las ideas vuelan, los ensayos se comparten, los maridajes se prueban en equipo. Es esta emulación en la cocina, esta libertad de tono y esta pasión compartida por un producto bien elaborado lo que hace que nuestra cocina sea tan rica.
Y como abrimos como cocina de mercado, ese espíritu permanece intacto. Sencillamente, los platos se han vuelto más elegantes, más precisos y mejor equilibrados. Sin perder nunca su generosidad.
A lo largo de los años, el Comptoir Cecil se ha convertido en una dirección atesorada y bien guardada en el barrio. Los clientes habituales acuden aquí en busca de platos caseros y sinceros, una cálida bienvenida y siempre un pequeño giro en el plato.